Para analizar esta problemática, se hace
preciso primero, explicar qué es el sufragio universal. La mayoría dirá que el
sufragio universal es aquel en el que todos pueden votar, tanto hombres como
mujeres. Pues bien, en cierto modo es así, pero no es correcto del todo por dos
motivos: Primero, no todo el mundo en España tiene derecho al voto, por
ejemplo, los menores de edad no pueden votar, los extranjeros tampoco, los
declarados incapaces legalmente, tampoco. Luego ya no estamos hablando de un
derecho universal, sino que es censitario. En segundo lugar, el sufragio no es
solo activo, es decir el voto en sí, sino que también es pasivo, o sea, aquel
que se presenta para ser votado. ¿Todo el mundo puede presentarse para ser
votado? Bueno, lo cierto es que parece complicado que en una partidocracia uno
se presente a Presidente del Gobierno sin pertenecer a un partido político.
La conclusión de este razonamiento nos
lleva a la obviedad de que la sanidad y la justicia, por ejemplo, en España son
universales, pero el sufragio, el derecho a voto, ni mucho menos.
Y ahora, llegamos a otro punto que a mí
sí que me hace reflexionar. Se trata del pago por dación. Alguien preguntará
¿qué? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Por qué?…, pues sí, el pago por dación. Para el que no
sepa lo que es esto, se trata de eso que está todos los días en los
telediarios. En los últimos años la gente que firmaba una hipoteca, entre otros
yo, lo hacía por un dinero para comprar su casa, pero si dejaba de pagar la
casa el Juez la mandaba embargar y se la quedaba el banco y si, por lo que
fuera, el precio de la vivienda bajaba por debajo de lo que se le debía al
banco, además, habría que continuar pagando a éste hasta que la deuda quedase
saldada. Bien, como de costumbre, yo no entro a valorar si esta premisa es abusiva
o no. El problema surge cuando de lo que estamos hablando es de un contrato
intersubjetivo, es decir, un contrato entre dos partes en las que cada una de
éstas, firma libremente su conformidad con las cláusulas y con las condiciones.
Un contrato legal, y estos lo eran, para el que lo desconozca, resulta que es
una norma con rango de Ley que obliga a los firmantes. Es decir, cumplir el
contrato es estar dentro de la legalidad e incumplirlo es estar al margen de la
ley. Como consecuencia de este análisis lo primero que me viene a la cabeza es
si una ley deroga la anterior, y las muchas firmadas a modo privativo, y lo
hace de forma retroactivo para solventar la incompetencia de aquellos que no
sabían lo que firmaban ¿Todas estas personas, que obviamente son incapaces,
están legitimadas para votar? Si papá Estado tiene que incumplir la ley
arbitrariamente perjudicando claramente a mucha personas, jurídicas y físicas,
para solucionar los errores de muchos otros ¿no estamos hablando de un estado
intervencionista hasta los límites del comunismo? Solo recordar que en un
estado totalitario como el comunista no está admitido el sufragio, ni universal
ni censitario ni ningún otro, y si lo estuviese no sería legítimo, pues se
practicaría lo que en España se denominó el pucherazo, es decir, se falsearía.
En fin, insisto, yo no hago juicios de
valor, tan solo hago preguntas y plasmo la opinión de otros en mi blog. No
parece lógico limitar el voto por género ni siquiera por edad, quizás para
aquellos que viven en España de forma habitual tampoco, pero es posible que
hubiese que plantearse lo de marcar un mínimo respecto del coeficiente
intelectual del votante. Y no me refiero al sufragio activo, sino, y sobre
todo, al sufragio pasivo. Pero, claro, supongo que con un sistema así
desaparecerían muchos partidos y muchos votantes quedarían sin opinión y sin
representación. Como digo, prefiero no opinar, dudo que yo lograse ser ni de
los votados ni de los votantes.
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