sábado, 9 de febrero de 2013

Sufragio universal vs sufragio censitario

Vengo escuchando dese hace algún tiempo, especialmente a partir de la aparición de Zapatero como Presidente de un Gobierno y como consecuencia de éste y algunas burradas más, la crisis, desde determinados sectores sociales, más ilustrados que legos, que quizás sería el momento para volver a hacerse un planteamiento más serio sobre el sufragio universal. Como dice nuestra Constitución, el sufragio es universal, libre, igual y secreto y para el Senado, además, es directo. Bien, pues este pensamiento que parece retrotraernos al decimonónico, cuidado que yo no interpreto ni opina tan solo expongo lo que otros dicen, resulta que está ahora en boca de más de uno y de dos. No solo ya en esos grupos que he mencionado antes, más cultos que incultos, sino incluso de algún que otro ciudadano de a pie. El planteamiento es muy simple, volvemos a aquello que decía Ortega de la elección sistemática de los peores en España, si los españoles eligen a un Juan Cuesta, no como presidente de una comunidad de vecinos sino como Presidente del Gobierno, para que les dirija la nación, parece evidente que muchos de los españoles no están capacitados para votar en una elecciones a las personas que han de regir su futuro inmediato. La cosa, como es lógico, se complica cuando la misma persona vuelve a ganar las elecciones siguientes cuando era más que evidente que la crisis estaba, no ya en ciernes, sino en pleno desarrollo. La conclusión es que existían muchos capacitados para votar, pues, comprendían el alcance de lo que se nos avecinaba y que el resto, es decir, la mayoría de los españoles, simplemente no. Porque no es ZP el que hundió al país, sino los votantes de éste que no fueron capaces de ver lo evidente. Por tanto, la mayoría de los españoles no está cualificada para votar, al igual que no lo estaban los alemanes cuando votaron a Hitler para que les gobernase.

Para analizar esta problemática, se hace preciso primero, explicar qué es el sufragio universal. La mayoría dirá que el sufragio universal es aquel en el que todos pueden votar, tanto hombres como mujeres. Pues bien, en cierto modo es así, pero no es correcto del todo por dos motivos: Primero, no todo el mundo en España tiene derecho al voto, por ejemplo, los menores de edad no pueden votar, los extranjeros tampoco, los declarados incapaces legalmente, tampoco. Luego ya no estamos hablando de un derecho universal, sino que es censitario. En segundo lugar, el sufragio no es solo activo, es decir el voto en sí, sino que también es pasivo, o sea, aquel que se presenta para ser votado. ¿Todo el mundo puede presentarse para ser votado? Bueno, lo cierto es que parece complicado que en una partidocracia uno se presente a Presidente del Gobierno sin pertenecer a un partido político.

La conclusión de este razonamiento nos lleva a la obviedad de que la sanidad y la justicia, por ejemplo, en España son universales, pero el sufragio, el derecho a voto, ni mucho menos.

Y ahora, llegamos a otro punto que a mí sí que me hace reflexionar. Se trata del pago por dación. Alguien preguntará ¿qué? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Por qué?…, pues sí, el pago por dación. Para el que no sepa lo que es esto, se trata de eso que está todos los días en los telediarios. En los últimos años la gente que firmaba una hipoteca, entre otros yo, lo hacía por un dinero para comprar su casa, pero si dejaba de pagar la casa el Juez la mandaba embargar y se la quedaba el banco y si, por lo que fuera, el precio de la vivienda bajaba por debajo de lo que se le debía al banco, además, habría que continuar pagando a éste hasta que la deuda quedase saldada. Bien, como de costumbre, yo no entro a valorar si esta premisa es abusiva o no. El problema surge cuando de lo que estamos hablando es de un contrato intersubjetivo, es decir, un contrato entre dos partes en las que cada una de éstas, firma libremente su conformidad con las cláusulas y con las condiciones. Un contrato legal, y estos lo eran, para el que lo desconozca, resulta que es una norma con rango de Ley que obliga a los firmantes. Es decir, cumplir el contrato es estar dentro de la legalidad e incumplirlo es estar al margen de la ley. Como consecuencia de este análisis lo primero que me viene a la cabeza es si una ley deroga la anterior, y las muchas firmadas a modo privativo, y lo hace de forma retroactivo para solventar la incompetencia de aquellos que no sabían lo que firmaban ¿Todas estas personas, que obviamente son incapaces, están legitimadas para votar? Si papá Estado tiene que incumplir la ley arbitrariamente perjudicando claramente a mucha personas, jurídicas y físicas, para solucionar los errores de muchos otros ¿no estamos hablando de un estado intervencionista hasta los límites del comunismo? Solo recordar que en un estado totalitario como el comunista no está admitido el sufragio, ni universal ni censitario ni ningún otro, y si lo estuviese no sería legítimo, pues se practicaría lo que en España se denominó el pucherazo, es decir, se falsearía.

En fin, insisto, yo no hago juicios de valor, tan solo hago preguntas y plasmo la opinión de otros en mi blog. No parece lógico limitar el voto por género ni siquiera por edad, quizás para aquellos que viven en España de forma habitual tampoco, pero es posible que hubiese que plantearse lo de marcar un mínimo respecto del coeficiente intelectual del votante. Y no me refiero al sufragio activo, sino, y sobre todo, al sufragio pasivo. Pero, claro, supongo que con un sistema así desaparecerían muchos partidos y muchos votantes quedarían sin opinión y sin representación. Como digo, prefiero no opinar, dudo que yo lograse ser ni de los votados ni de los votantes.

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