jueves, 4 de octubre de 2012

Partitocracia o estulticia no reconocida:

 
Por su trascendencia jurídica, política, social y, sobretodo, democrática, me he permitido seleccionar parte de dos textos que como digo son fundamentales para comprender el mundo actual, políticamente hablando, en el que andamos, y muy especialmente para vislumbrar, no sin dificultades, la dirección partidócrata que ha tomado la inmensa mayoría de las democracias de nuestro entorno. Vamos allá:
Sostenemos como evidentes por sí mismas dichas verdades: que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que entre estos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad; que para garantizar estos derechos se instituyen entre los hombres los gobiernos, que derivan sus poderes legítimos del consentimiento de los gobernados; que cuando quiera que una forma de gobierno se vuelva destructora de estos principios, el pueblo tiene derecho a reformarla o abolirla, e instituir un nuevo gobierno que base sus cimientos en dichos principios, y que organice sus poderes en forma tal que a ellos les parezca más probable que genere su seguridad y felicidad…
           (En CONGRESO, 4 de julio de 1776. Estados Unidos de América)
La Nación española, deseando establecer la justicia, la libertad y la seguridad y promover el bien de cuantos la integran, en uso de su soberanía, proclama su voluntad de:
Garantizar la convivencia democrática dentro de la Constitución y de las leyes conforme a un orden económico y social justo.
Consolidar un Estado de Derecho que asegure el imperio de la ley como expresión de la voluntad popular.
Proteger a todos los españoles y pueblos de España en el ejercicio de los derechos humanos, sus culturas y tradiciones, lenguas e instituciones.
Promover el progreso de la cultura y de la economía para asegurar a todos una digna calidad de vida.
Establecer una sociedad democrática avanzada, y
Colaborar en el fortalecimiento de unas relaciones pacíficas y de eficaz cooperación entre todos los pueblos de la Tierra.

(Preámbulo de la Constitución Española de 1978)

 

¿Qué distancia, además de los dos siglos transcurridos, se puede observar, no en los textos en sí, que no tienen nada que ver el uno con el otro salvo por su reafirmación en la libertad y en los derechos fundamentales de las personas, sino en las dos democracias creadas entonces?

La primera creó un Estado Federal, la segunda un Estado semi-federal, pues el Estado de las Autonomías está a medio camino de un Estado simple, que no unitario, pues unitario es necesariamente todo aquel que se denomine Estado, y de un Estado compuesto, que como digo por muy compuesto que sea siempre será unitario.
Bien, dónde está la diferencia entre una democracia y la otra (ojo que no estoy criticando una y alabando otra solo me limito a reflexionar). Pues yo diría que existen dos razones fundamentales.

n  La primera razón es la partitocracia o partidocracia como llaman algunos a los Estados donde el sistema democrático es indirecto y grupal (hoy día casi todos son así). Indirecto por el sistema de elección, ya que se vota a alguien para que nos represente y tome decisiones por nosotros, y grupal porque ese alguien pertenece a un grupo, a un partido político concretamente. Por tanto es lícito hablar de democracias representativas y democracias de partidos. Cuál es la gran diferencia de unos y de otros, en los primeros, aun perteneciendo a un grupo o partido determinado no es preciso seguir unas consignas ni acatar la disciplina de éstos. El segundo caso es distinto ya que si alguno se salta las reglas del grupo es cesado del cargo o del partido.

Un ejemplo de democracia representativa puede ser precisamente Los Estados Unidos de América y si bien no sería del todo correcto meter a España en el segundo grupo, sí es cierto, que los dos principales partidos de la nación crearon una ley conocida como Ley anti-transfuguismo, con el claro propósito de llegar donde la Constitución no lo hizo. Esto, sin duda y se diga lo que se diga, hace menos democrático a un país.

 n  La segunda razón a la que quiero referirme, prefiero que nos la conteste Ortega, español que fue mucho más letrado de lo que pueda llegar a ser yo en toda mi vida:
En efecto: la ausencia de los “mejores” ha creado en la masa, en el ”pueblo”, una secular ceguera para distinguir el hombre mejor del hombre peor, de suerte que cuando en nuestra tierra aparecen individuos privilegiados, la “masa” no sabe aprovecharlos y a menudo los aniquila.
(José Ortega y Gasset “España invertebrada”)

Y eso en EEUU no suele ocurrir, pues los mejores de aquel país son los llamados a dirigirlo, si no siendo la cara visible, indiscutiblemente, en las sombras. Porque España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político. Artículo 1.1 CE. Y lo de igualdad hace referencia, como cualquier otra democracia, a un término jurídico por el que todos somos iguales ante la Ley sin que pueda prevalecer discriminación de ningún tipo, pero en ningún caso somos iguales en cuanto a capacidad, pues, los hay que nacen sabios como Ortega y Gasset y los habemos estultos hasta la saciedad como quien suscribe este post. Y es por ello por lo que unos son mejores y hay que reconocérselo y encumbrarlos y otros no y, sin hundirlo ni humillarlo, es preciso hacérselo ver y comprender, para que en la medida de lo posible rectifique si puede y si no es así, pues carece de capacidad para ello, que comprenda su inferioridad, no jurídica, sino mental.