En los últimos tiempos viene
oyéndose mucho lo importante y necesario que resulta modificar la Constitución
de 1978, en el sentido del Título VIII más que otra cosa. Para algunos, el
Estado de la Autonomías ya no es suficiente y piden, unos, un Estado Federal,
otros, los menos, un Estado unitario, y otros, incluso la independencia de la
vieja España. Es posible que sea precisa una reforma, no lo dudo, pero la
pregunta es ¿en cuanto a qué y en qué sentido? Es decir, ¿cambiamos el sistema
de Gobierno, cambiamos el tipo de Estado o lo cambiamos todo y vuelta a empezar
de cero como ya hemos hecho mil veces? Analicemos, pues, estas cuestiones.
Según Aristóteles, “Aristóteles
discípulo de Platón, Platón discípulo de Sócrates”, como diría el catedrático
de Derecho Romano de la UNED Federico R. Fernández de Buján, existen tres tipos
o formas de organizar la vida política en una comunidad social en su estado más
puro, a saber; Monarquía, aristocracia y democracia. Esto, obviamente,
entendido desde el punto de vista etimológico de la palabra. Es decir:
Monarquía, procede del
griego, significa uno y poder, forma de gobierno en la que el poder está
concentrado en una sola persona. Vamos, lo que viene a ser una autocracia.
Aristocracia, procede
del griego donde aristo significa
excelente, el mejor y cracia, como es
sabido, poder, o lo que es lo mismo, el poder de los mejores y más preparados.
Hoy en día, quizás, está más identificado con los llamados tecnócratas.
Democracia, no tiene
ningún misterio para nosotros, hoy en día, pues, demo es pueblo y cracia
poder, esto es, el poder del pueblo.
Pues bien, una vez
aclarado este punto gracias al profesor Buján, todo sea dicho, tenemos claro
que en España actualmente lo que existe no es una monarquía, desde el punto de
vista etimológico de la palabra se entiende, sino una democracia, si bien
tenemos un monarca, es el pueblo el que ostenta el poder, “La soberanía nacional
reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado” art 1.2 CE.
Nuestro Rey es representativo, pues, reina pero no gobierna y sus actos han de
ser siempre refrendados ya que carece de responsabilidad, algo, por otro lado,
evidente cuando no se dispone de capacidad para decidir por uno mismo sino que
son otros los que toman las decisiones por él.
Queda claro qué es lo
que tenemos en el presente en cuanto al sistema de Gobierno, Monarquía Parlamentaria,
pero ¿qué es lo que podemos tener en el futuro? No en un futuro a largo plazo,
que no es posible determinar, sino a corto-medio plazo.
Parece evidente que la
Nación Española no está por la labor de renunciar a la democracia y facilitar
así la llegada del cesarismo y la
deriva del país hacia el bonapartismo,
que diría José Manuel Otero Novas, elevando al poder a un hombre aristócrata,
desde la etimología de la palabra que hemos visto anteriormente, a gobernar con
puño de hierro los designios de España. Por tanto el sistema de Gobierno
seguirá siendo el mismo en los próximos años. Quizás se elimine la monarquía,
pero, sinceramente es intranscendente, el sistema continuará siendo
democrático, lo mismo da tener a un Jefe de Estado Rey, que a un Jefe de Estado
elegido en las urnas, su función, muy posiblemente sea la misma, salvo, claro
está, la representación del país que siempre tendrá mayor peso en la figura de
un monarca, especialmente si éste es digno de semejante honor.
Analicemos ahora el tipo de Estado. Los tipos de
Estado habituales que existen, desde el punto de vista territorial, son: Estado
unitario o centralista (simple, sería más correcto, pues, unitario son todos,
sino no serían países), Estado Federal y Estado regional, a medio camino entre
el primero y el segundo.
Bien, queda claro que el Estado de la Autonomías
de España no es otra cosa que un estado regional, por otro lado innovación a
nivel organizativo territorial de la Constitución española de 1931 (II
República).
Un Estado unitario quedaría descartado, pues, no
hay políticos en este país, y posiblemente en ninguno, capaces de quitar a las
CCAA las competencias que tienen atribuidas.
Queda, pues, un Estado Federal. Sueño del Partido
Socialista Obrero Español. En principio y a priori,
¿por qué no? ¿Qué puede tener de malo un Estado Federal? Yo me autocontesto al
instante.
El término "federal" proviene de la
palabra latina foedus-eris,
cuyo significado es pacto o alianza. Este tipo de Estado puede ser asimétrico o
simétrico. En el primer caso, sería exactamente igual al Estado de las
Autonomías que actualmente tenemos en España, pues unos estados tendrían unas
potestades o competencias y otros, otras. Básicamente las que pudiesen asumir o
las que el Estado central les cediese o asignase. Por tanto este tipo de Estado
no interesa, pues, haríamos grandes esfuerzos por modificar una constitución
rígida para luego quedarnos tal cual estamos en estos momentos.
Nos queda el Estado Federal simétrico. Ja, ja, ja,
permítanme que me ría… Un Estado Federal simétrico es todos los Estados
pactantes iguales y precisamente el follón este de las independencias viene a
cuento de que lo que no quieren los nacionalistas vascos y catalanes es la
igualdad. Piensan que son una raza superior, ya les pasó a los nazis no hace tanto,
y es por ello que no comulgan con el “café para todos” no lo digo yo lo dijo
Arturito “más” no hace mucho, “El café para todos se tiene que acabar”.
En fin, Virgencita, Virgencita, que me quede como
estoy.