viernes, 25 de diciembre de 2015

LA SOCIEDAD TITIRITERA

Determinadas cosas en esta vida no necesitarían explicación, sin embargo, lo cierto es que las personas más iletradas, incluso diría estultas, como yo, necesitamos aclaración casi de todo. Por ello, cuando mi hermano Miguel me regaló ayer, en la Nochebuena, esta pedazo de alegoría pensada y realizada por él mismo, yo, como buen besugo de secano, le pregunté que qué significaba. Miguel, con infinita paciencia, supongo, me contestó que era la representación de la sociedad en la que vivimos (obvio, no se necesita ser muy inteligente para verlo), continuó explicando que la esfera cual tablero de ajedrez era nuestro mundo; que la mano que sujeta al individuo, representaba a la sociedad que lo dirige; que la armadura representa los derechos de las personas que nos protegen de los demás, pero que los brazos, aprisionados por ésta, significa que esos mismos derechos también nos sujetan y, de algún modo, nos cohíben en nuestra libertad. La falda con los colores de nuestro país, representan exactamente eso y el peón asustado lo está porque va a ser comido por otro peón más fuerte que es el individuo, es decir yo.
Emocionado, más bien impresionado por semejante despliegue de inteligencia y clarividencia, no he podido dejar de mirar y pensar en todas las connotaciones increíbles que tiene esta fantástica alegoría. No obstante, sin atreverme, por supuesto, a quitar el significado real que le ha dado su autor, he sacado mi propia interpretación.
Sin duda la esfera con forma de tablero de ajedrez representa el mundo, pero no todo el mundo, nuestro mundo particular, el mundo en el que cada uno de nosotros jugamos, ese mundo al que solo nosotros tenemos acceso y que nos puede afectar directamente; El brazo, no es el brazo de la sociedad, es la mano que nos dirige, el poder oculto en las sombras que hace y deshace lo que quiere cuando y como quiere, léase masones o cualquier otro lobbies de poder, no solo ya a nivel económico como la banca, sino a más bajo nivel como la prensa, los actores y otros tantos que tratan de manipularnos y que de hecho lo consiguen, porque en el fondo no somos más que unos borregos con forma de peón y ellos los caballos, alfiles e incluso reyes y reinas; la armadura y el yelmo…, esa coraza es, quizá, lo más representativo. No representa, para mí, los derechos, representa la Ley, las normas, no solo las estatales, sino también las normas que nosotros mismos nos imponemos y que, sin duda, sirven para protegernos del exterior, pero que también nos encorsetan y nos impiden actuar con libertad, porque un estudiante de Derecho, un liberal convencido como yo, no puede dejar de revelarse una y otra vez ante tan cruel destino elegido por la mayoría de sus compatriotas, un destino cruel donde las normas emanadas de la más rancia izquierda se imponen por la fuerza al derecho indiscutible de todo ser humano de decidir cuál ha de ser su destino, su futuro. Su derecho a decidir a ser mejor en la vida o ser peor, ese derecho que la izquierda nos ha quitado al tratar de hacernos a todos iguales, cuando no los somos, porque no puede ser lo mismo el que se levanta a las 6 de la mañana para trabajar hasta que se hace de noche, que el que trabaja de 9 a 3, o el que se pasa el día tumbado en el sofá; el color de la falda-bandera, es obvio que representa el país, en este caso el nuestro, ese país que crea esas leyes protectoras (recordemos a Nietzsche: Es la sobreprotección los que nos conduce a lo monstruoso y decadente); Creo que es de destacar también el fondo del dibujo, pues es bastante relevante para mí. Creo que representa el vacío, la soledad, la nada. El lugar de dónde venimos y al que vamos, de hecho, diría más, el modo en el que estamos… solos, simple y llanamente es la nada y por ello representa nuestra soledad, rodeados de otros peones, caballos y alfiles, pero más allá, la soledad y nada más que soledad; En el dibujo no se ve pero al pie de éste viene el título y dice “La sociedad titiritera”, se trata de un título muy apropiado que nos debería hacer reflexionar sobre qué es lo que queremos ser en este mundo: títeres (peones manipulados por el intervencionismo estatal dirigido por la rancia y decadente izquierda) o personas con capacidad de decisión (aquello por lo que ha luchado el ser humano durante siglos y que tiene que ver con la libertad, no la libertad mal entendida de Pablo Iglesias y otros que significa la represión y el adoctrinamiento, sino la libertad del individuo, el libre albedrío que nos otorgó el mismísimo Dios, por el hecho de ser hombres); finalmente, no creo que el peón más cercano al caballero que me representa, esté asustado, sinceramente pienso que lo que le sucede es que está fascinado por mi belleza y mi increíble y maravilloso porte.
Y este es, pues, el pensamiento navideño que he tenido hoy, gracias a la magnífica alegoría de nuestra sociedad, realizado por mi querido y admirado hermano Miguel.

¡Feliz Navidad amigos!